Marketing, prensa, merchandising y publicidad

En tus catálogos: ¿debes traducir los nombres de productos?

TRADUCCIÓN DE NOMBRES EN LOS CATÁLOGOS DE PRODUCTOS

 

«En una estrategia de publicidad, es conveniente decidir una guía y mantenerla para garantizar que todas nuestras traducciones de marketing sean coherentes entre sí.»

Tras el esfuerzo de desarrollar un nuevo producto, así como su campaña de marketing y toda la documentación asociada al mismo (la cuál deberá ser traducida a los idiomas de los países donde quieras llevarla a cabo), se decide traducir todo y, entonces, surge la duda:

 

¿qué hacemos con el nombre del producto?

 

 traducir nombres de productos, traducir catalogosHemos de considerar diversos puntos antes de tomar una decisión, ya que es importante que seamos coherentes durante todo el proceso.

Tras meses de trabajo, tu empresa ha desarrollado un nuevo e innovador producto que desea sacar al mercado.

Para ello, os enfrascáis en la elaboración de la documentación pertinente (material de referencia, manuales, instrucciones, etc.), así como del material para la campaña de marketing (vídeos de presentación, folletos, anuncios, nuevos catálogos que lo incluyen en primera plana, etc.), pero antes hay que decidir lo más importante de todo: el nombre comercial del producto.

Este nombre será el centro de la campaña de marketing e, igualmente, ocupará un lugar muy importante en el resto de la documentación, así que hay que elegirlo bien.

A posteriori, se decide que el producto se comercializará en otros países y, por tanto, hay que traducir todos estos documentos.

Pero, ¿qué pasa con el nombre del producto? ¿Se traduce o no?

Esto, que para nosotros los traductores es una cuestión primordial, el cliente muchas veces no se lo plantea, por lo que, nada más recibir la traducción, consultamos la primera duda:

 

 

Dudas en la traducción de catálogos de productos

¿Deseas que se traduzca el nombre del producto o prefieres que se deje en el idioma original?

traducciones de catalogos de productosEntonces recibimos la respuesta, se deben traducir, así que aplicamos los cambios correspondientes, en caso necesario.

Cuando estamos a punto de acabar, nos informan de un nuevo mensaje del cliente: «Hemos cambiado de opinión, es mejor que no se traduzcan».

Tras un momento de confusión, aplicamos los cambios de nuevo y entregamos el documento.

Días después, nos llega un segundo documento, de la misma campaña. Ya no nos surge la duda, sabemos cómo tenemos que proceder… ¿o no?

 

Hay instrucciones del cliente: «Por favor, traducir los nombres de producto.

 

Tras releer varias veces las instrucciones, le escribimos al cliente para comentarle que en el documento anterior se dejaron los nombres sin traducir.

Recibimos su respuesta y un archivo adjunto. «Por favor, aplicad los cambios correspondientes en el primer archivo».

Tras otro momento de estupor, aplicamos los cambios y entregamos ambos archivos.

Tras finalizar el proyecto, registramos la preferencia final del cliente respecto a los nombres de producto, para futuros proyectos, y seguimos con nuestro trabajo.

 

Traducción de nombres de productos en los catálogos

Meses después, tras haber seguido colaborando en múltiples proyectos con el cliente y cuando todo lo que queda del incidente de los nombres es una graciosa anécdota para la hora de la comida, recibimos un mensaje del cliente con nuevas instrucciones:

 

«A partir de ahora, los nombres de productos se han de dejar en la lengua original».

 

Junto con las instrucciones, nos envían varios archivos antiguos en los que implementarlas.

Este nuevo cambio no solo conlleva una pérdida importante de tiempo (y, por tanto, de dinero), sino que también podría provocar incoherencias entre los documentos si se olvida implementar el último cambio en alguno de ellos.

Estas incoherencias pueden confundir a los clientes y hacerles pensar que se habla de diferentes productos cuando en realidad es el mismo, lo que podría llegar a perjudicar las ventas de la empresa o incluso dañar su imagen.

Por ello, y con el fin de evitar este jaleo, el cliente debe dedicar el tiempo necesario a plantearse cómo proceder con el nombre de producto antes de traducir la documentación asociada.

Antes de tomar una decisión, es recomendable que consultes con el departamento de marketing y ventas y, en caso de dudas, puedes acudir a la propia empresa de traducción, ya que el amplio conocimiento de los traductores acerca del idioma y la cultura del país en el que se pretende comercializar el producto pueden ayudarte a decidir qué sería lo más apropiado.

La decisión final queda, en todo caso, en tus manos, pero permítenos darte algunas pautas de reflexión.

 

Paso a paso en la traducción de catálogos de productos

  • Nombre original, ¿transparente y descriptivo?

Muchas veces, el mismo nombre del producto incluye las características más importantes o llamativas del mismo. Si se deja el nombre en el idioma original, esta información se perderá y no llegará al público objetivo de otros países, ya que para ellos no serían más que una serie de palabras incomprensibles.

En este caso, se podría considerar la traducción de las palabras con significado para que estas cumplieran con su objetivo descriptivo.

  • Nombre original, ¿significado oculto?

Si decides dejar el nombre de producto en el idioma original, asegúrate de que no tenga algún significado o evoque algún concepto poco acertado en otro idioma.

Son muchas las campañas de marketing que han fallado por esta razón. Si fuera este el caso, sería recomendable adaptar el nombre.

  • Nombre original, ¿sonido llamativo?

Hay veces que el nombre no significa nada, ni siquiera en el idioma original, sino que simplemente «suena bien» o es llamativo o melodioso.

En estos casos, se podría dejar el nombre en el idioma original.

  • Nombre original, ¿referencia internacional?

Si, por el contrario, prefieres que tus clientes conozcan tu producto del mismo modo en todos los países en los que se comercializa, para evitar cualquier tipo de confusión y facilitar la búsqueda en internet, por ejemplo, lo mejor sería dejarlo sin traducir en todos los idiomas.


Como ves, la estrategia depende de muchos aspectos, tanto objetivos (significados diferentes en otros idiomas) como subjetivos (preferencias del cliente respecto al nombre), y no hay una forma de proceder que sea correcta al 100 %.

Por ello, valora los pros y los contras de traducir o no traducir el nombre del producto, decide qué es lo más conveniente en tu caso y sé coherente con la decisión tomada.

Así no solo aumentarás la calidad general de la documentación asociada al producto, sino que facilitarás el proceso de traducción, ahorrando tiempo y costes.

— xxx —

Esperamos que este artículo te hay sido interesante. Para cualquier consulta o duda que tengas sobre este tema, no dudes ponerte en contacto con nosotros.

¡Hasta la próxima! See you soon! A presto! À bientôt ! Bis bald! Fins aviat! Ata logo! Até breve!